Sin perdón (1992) - Clint Eastwood

Pocos artistas cinematográficos poseen una trayectoria tan coherente, extensa y dotada de progresiva calidad como el norteamericano Clint Eastwood. Este actor, descubierto por Sergio Leone, que lo dirigió en inolvidables westerns "a la italiana" y posteriormente encumbrado por la mano de su buen amigo Don Siegel con la serie sobre el duro teniente Harry Callahan, se vio obligado al encasillamiento como inexpresivo justiciero de violentos y expeditivos métodos.

Dichos métodos fueron superados por Eastwood con el paso de los años y al final consiguió una magnífica obra como director donde apostaría, magistralmente, por temáticas tan alejadas de sus impuestos parámetros, como el mundo del Jazz en la biografía de Charlie Parker ('Bird', 1987) o el alegato contra la violencia en forma de western en 'Sin perdón', su obra cumbre en la época y un clásico desde el mismo momento de su estreno en 1992.

'Sin perdón' (Unforgiven) es la historia de un pistolero retirado que, atraído por la jugosa recompensa ofrecida por unas prostitutas a las que atacarán unos vaqueros borrachos, abandona temporalmente su granja y sus hijos para volver a las andadas, animado por un impetuoso joven aprendiz de forajido. Llegado a su destino, se verá obligado a enfrentarse a un corrupto sheriff de tortuoso pasado y a sus propios fantasmas, los recuerdos atormentadores de una vida anterior plagada de crímenes y errores.

Este ejército catártico culminará con una explosión de violencia no deseada que, lejos de arreglar nada, pesará por siempre en la conciencia de un hombre que intenta sobrevivir sin matar, en un mundo que le recuerda constantemente quién fue, impidiéndole su ansiada redención.

En 'Sin perdón', la acción cede de protagonismo a la reflexión y al conocimiento de una serie de atormentados y ambiguos personajes en el interior de los cuales, el bien y el mal pugnan una lucha interminable de imprevisibles consecuencias retratado de forma sobria en un elegante ejercicio de clasicismo no revisionista, que nos permite a los más gloriosos momentos del western, 'Sin perdón' posiblemente será tomado como un estandarte para una nueva generación de reivindicaciones de las aventuras del lejano Oeste.

Eastwood alcanza su zenit siguiente la trayectoria iniciada en la vibrante 'El jinete pálido', tomando lo mejor de sus maestros y mutándolo en una obra personal de extremada belleza. Mención aparte merece la interpretación de los actores, encabezada por la impresionante labor de Gene Hackman como corrupto y poco escrupuloso sheriff, una auténtica lección de contención y síntesis dramática para las futuras generaciones.

La fotografía, por su lado, supo sacar provecho de los impresionantes escenarios naturales e imprimió una atmósfera naturalista en el especial y oscuro tratamiento de los espacios interiores, igual a la llevada a cabo por el mismo operador, Bruce Surtees, en 'El jinete pálido'.

Ante el visionado de 'Sin perdón', el espectador no puede evitar la sensación de estar viendo un clásico, una gran obra cinematográfica digna de verse otras muchas veces.