22 feb 2019

El nacimiento de una nación (1914-15) - David Wark Griffith

'El nacimiento de una nación' (The birth of a nation, 1914-1915) fue la primera película que realizó David Wark Griffith en los estudios que había mandado construir en Hollywood tras abandonar la Biograph. Para el film, Griffith extrajo el argumento de una obra del reverendo Thomas Dixon titulada "The Clansman".

En esta novela, el sacerdote describe las peripecias de la Guerra de Secesión y los conflictivos años de posguerra. Presentado el día 8 de febrero de 1915, después de muchos días de rodaje, el film de Griffith obtuvo excelentes críticas pero también algunas quejas por la cariz racista que en algunos aspectos ofrecía. Consecuente con su extracción social y con un ideal no falto de una cierta ingenuidad, Griffith desarrolló una larga película de doce rollos en la que no dudaba en ensalzar las virtudes del ideario sudista, que también incluían las acciones del Ku-Klux-Klan.
La narración describe una relación entre dos familias amigas y ahora enfrentadas por la guerra civil. Con 'El nacimiento de una nación', Griffith culmina su labor de sintetizador de las leyes del lenguaje cinematográfico aplicadas al proceso narrativo de los que se pretende explicar, porque este film es algo más que un melodrama racial, gracias al meticuloso orden de 1.375 planos ordenados de acuerdo con la lógica visual por él argumentada.
La cámara dejaba aparentar una inmovilidad exasperante para convertirse en ágil testimonio de actividad, mediante inteligentes combinaciones entre encuadres de distinta magnitud, pasando por ejemplo, de la panorámica de una batalla al primerísimo primer plano de un caído en acción. Detalles como este fueron los que erigieron a Griffith como el primer narrador del cine norteamericano, con una estudiada planificación de los movimientos de cámara, más intuitiva y romántica que racista.
De las protestas por el racismo latente que 'El nacimiento de una nación' exhibe, se deduce la incipiente importancia social que el cine conseguiría años después, teniendo a la película de Griffith como uno de los primeros ejemplos. La polémica suscitada se inició mucho antes de que fuera estrenada, pero llegó a su máxima expresión tras su presentación pública en Los Ángeles, que fue acompañada de manifestaciones, antiracistas y violentos enfrentamientos con la policía.

Al autor le amparaba la libertad de expresión resguardada por la Constitución, circunstancia que le posibilitó mantener en pantalla su película y que además, se convirtiera en la más taquillera de la historia del mundo.

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