4 mar 2019

El inicio del género Western


El western es uno de los grandes géneros de la historia del cine y puede decirse que nació prácticamente con él. Tenía ya un antecedente de gran popularidad antes del nacimiento de Hollywood. Se trataba de los films de la casa Essanay, dirigidos por William Selig. Su héroe protagonista, Broncho Billy, encarnado por el actor G.M. Anderson, es propiamente el primero de una larga lista.

Con el nacimiento de Hollywood, el western llega con él. Hay que destacar que el primer film rodado en California íntegramente fue de género western. El paisaje era el adecuado: grandes llanuras y altas montañas, las extensiones y la monumentalidad, todos ellos elementos intrínsecos del género. Y ya en estos primeros y primitivos films estarán todos los arquetipos: el cowboy bueno y valiente con su obediente caballo, los indios salvajes y los villanos, preferentemente ricos y corruptos y con grandes mostachos, la heroína buena, rubia de preferencia y la mala chica del saloon, casi siempre morena. Las manadas de reses por la calle Mayor, el sheriff, las pistolas y el duelo al amanecer o atardecer. Todos los elementos que ahora nos son entrañablemente familiares aparecían en los primeros western y continuarán haciéndolo a lo largo de toda su historia.

Tom Mix
De la larga lista de héroes, el primero en ser universal y en hacerse tremendamente popular es Tom Mix, que dota a los western de una muy buena ambición creadora. Mix provenía del circo, había sido cowboy, sheriff y un jinete excepcional y todo esto son características que se notan en sus films. Las cabalgadas son acrobáticas y sus proezas sin un poco más de pista que de territorio apache. Es un pistolero perfecto y salvará con su habilidad a todas las heroínas, aparte de sortear los mil peligros con los que los mediocres guiones intentarán atraparlo. Un tono de humor y un aura romántica acabarán de dibujar a su personaje por entero.

Sin embargo, es con Thomas H. Ince y William S. Hartcon con quienes el western alcanzará todavía más notoriedad de buen cine. El tándem formado por ambos daría lugar a un buen grupo de películas, que por un lado se alejarían de los caminos trillados que dominaban el panorama cinematográfico hasta su aparición y por otro dotaron a sus films de elementos creativos nuevos y bien pensados. El argumento es totalmente secundario. La esencia del western está muchas veces en el paisaje y la cámara ha de moverse en consonancia con el ritmo de la acción. Todas estas películas tienen sus movimientos álgidos de persecuciones, en movimientos de masa, sean de ganado en estampida, de cargas indias o de caballería. En este campo, Thomas H. Ince se revelará como un verdadero maestro.

Entre los muchos films que se rodaron en el inicio del western, destacan sobre todo 'Civilización', 'The passing of gun hicks', 'El sacrificio de Río Jim' y 'Covered wagons'. Este último film nombrado destaca porque fue producido por Jesse Lasky para la Paramount y dirigida por James Cruze. Contó con un presupuesto fabuloso para la época, lo que lo hace ser la primera superproducción en el campo del western. Fue una cinta con centenares de figurantes, con escenas desmesuradas y con un tema que iba a resultar uno de los más explotados de la historia del género: la larga marcha de los pioneros hacia el oeste.
John Ford
Sin embargo, el verdadero y principal hecho histórico que se registra en ese momento en el western y en el cine en general, se la llegada de John Ford a la dirección. Ford había llegado a la dirección desde los más modestos puestos de la industria. Empezó con cintas de cortometraje y pobres argumentos. Se calcula que realizó unas doscientas películas de episodios, western y comedias, con Harry Carey y Buck Jones como protagonistas. El éxito de estas le permite realizar en 1922 su primer film interesante: 'The village Blacksmith', y en 1924 rodará su primera obra maestra, un western llamado 'El caballo de hierro'.

Esta película, junto con 'Tres hombres malos', realizada en 1926, representan la mayoría de edad del género. Son solo las primeras muestras del talento y del mundo personal de Ford, que más tarde lo consagrarían como uno de los mayores directores de cine de la época y del género.

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