Cualquier intento de destacar alguna interpretación de este actor, nacido en 1908 y fallecido en 1997, que lo ha sido todo en el cine, supondría minimizar su enorme talento y su insustituible contribución a la memoria de todos los aficionados.
Ennobleció con su presencia cualquier película en la que participara y resultó inolvidable en comedias ('Historias de Filadelfia', con el que ganó un Óscar a mejor actor, 'El bazar de las sorpresas'), como hombre del oeste ('El hombre que mató a Liberty Wallace', 'Winchester 73', 'Colorado Jim'), como inocente atrapado ('Vértigo', 'La ventana indiscreta'), como prototipo de la integridad y de la dignidad ('Anatomía de un asesinato', '¡Qué bello es vivir!', 'Caballero sin espada', etc. Los puntos suspensivos son inevitables. En 1985 recibió su segundo Óscar por su trayectoria.
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