5 abr 2019

Hook, el Capitán Garfio (1991) - Steven Spielberg

Llevar a la pantalla personajes célebres del mundo de los dibujos animados es siempre una empresa arriesgada. Pero adaptar 'Peter Pan' a principios de los 90 parecía la más descabellada de todas. En un primer momento, Steven Spielberg había pensado en realizar dos películas distintas; una estaría dirigida por Joe Dante y se llamaría 'Peter Pan' y la segunda se llamaría 'Hook', la cual realizaría él mismo.

Ambos films serían producidos por su productora, la Amblin Entertainment. El guión lo escribió Jim V. Hart, cuyo trabajo siguiente sería ya el 'Drácula' de Coppola y la base, naturalmente, las novelas de James M. Barrie. Los dos proyectos se fundieron en uno y el resultado fue 'Hook'. 

Al principio del film, vemos  a un ejecutivo agresivo, interpretado por Robin Williams, que solo piensa en su trabajo y descuida a sus hijos. Todo parece normal hasta que aparece una encantadora abuelita, Wendy, la cual ha envejecido. Ella se encarga de hacer penetrar a los niños y su aburrido padre en un mundo mágico, con la intención de recordar al Sr. Banning (Robin Williams) los tiempos en que se "llamaba" Peter Pan.
Un principio modesto y suave para hacernos entrar de golpe en el mundo mágico de nuestra infancia, pero multiplicado por cien gracias a la prodigiosa ingeniería técnica de Spielberg. Entre lo que va a suceder cuando aparezca el terrible Capitán Hook, raptando a los niños y su rescate final, recordaremos, en sucesivos flash back, la historia que conocimos a la manera de Spielberg. Se trata por descontado de la visión del famoso director, y no la de Disney. El mago de los dibujos se olvidó de contarnos los amores de Peter Pan con Campanilla, encarnada aquí por Julia Roberts.

El momento álgido será la aparición del Capitán Hook, en una espléndida interpretación de Dustin Hoffman, ayudado por Bob Hoskins, que se convertirá en el verdadero centro del tema, acabando de desatar la de por sí espectacular, fantasía del film. La escena en que el Capitán Hook muestra al hijo de Peter Pan una habitación llena de relojes rotos, sería el símbolo final de un tiempo que no ha de detenerse.

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