20 abr 2019

Los premios de la Academia: Origen de los Óscars

Ocurrió en 1927. El 11 de mayo de ese año, un grupo de productores culminaron esfuerzos que venían gestando desde hacía años. El cine norteamericano daba muestras de una caótica vitalidad. Necesitaban un cerebro, un centro en el que confluyesen todas sus necesidades, desde las creativas hasta las comerciales. Consiguieron convocar a casi quinientos profesionales de todas las ramas del arte-industria y formaron la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Academy of Motion Picture Art and Sciences, (A.M.P.A.S.).

El objetivo era dar forma institucional a inquietudes y realidades dispersas hasta entonces. Creyeron que importantes temas como la promoción de los aspectos técnicos, artísticos e incluso económicos del cine deberían jerarquizarse, adoptando una agrupación que tuviera la solemnidad de una Academia.

Un intento tan serio no podía ser menos que pretender "estimular y amparar la investigación tanto técnica como artística", con un leve latido sindical al pretender "defender los intereses profesionales y distinguir la labor individual y colectiva de quienes trabajan en la profesión". Tal vez no percibieron que la última parte de esta frase sería la que daría sentido final a esa asociación. Alquilaron un apartamento en el Hotel Roosevelt de Los Ángeles y se organizaron con un cuerpo directivo (presidente, cuatro vicepresidentes y una junta) al que agregaron una Comisión Económica y otra para la investigación. No tendría demasiado sentido histórico esta modesta asociación si no se les hubiera ocurrido corporizar esa última intención de "distinguir la labor individual y colectiva de quienes trabajan en la profesión" a través de un premio: el Academy Award, muy pronto conocido mundialmente como el premio Óscar.

Óscar no es más ni menos que el nombre de pila del tío de Margaret Herrick, quien era la secretaria de la Academia. "¡Se parece a mi tío Óscar!" exclamó al ver la estatuilla. La cosa hizo gracia y terminó bautizando el trofeo.
Demos un paso atrás y comprobaremos que la génesis de este ambicionado premio tiene muchas anécdotas de originalidad y frescura. Cuando se concibió, se pensó en lo habitual y rutinario: placas, medallas, diplomas... El escenógrafo Cedric Gibbons se opuso tenazmente, sosteniendo la necesidad de salirse de los moldes trillados y aburridos. Propuso que fuera una estatuilla que ostentara dignidad y carácter. Mientras exponía con fogosidad su propuesta, sus nerviosas manos no pudieron evitar explicarse como lo hacen los escenógrafos: dibujando. Los trazos con los que subrayaba su argumentación, fueron el guión que el escultor George Stanley tradujo a tres dimensiones. Esta estatuilla de bronce recubierta de oro, de diez pulgadas de altura y siete libras de peso navega aún hoy, con dignidad y carácter, por un mar de luchas, envidias y una tremenda tormenta de ambiciones.

Antes de convertirse en la enorme maraña de premios que es ahora, destacó apenas a la mejor película, el mejor director y a los mejores actor y actriz. Se fue ampliando poco a poco hasta llegar a nuestros días en los que se han incluido películas extranjeras, lo que da la pauta de su ocasión de universalidad.

El premio de 1928, por ser el primero, se le consideraba el más aséptico. No se pensaba entonces lo que crecería hasta hoy, en que una simple nominación basta para abarrotar salas, aunque solo se trate de efectos especiales o vestuario.
A continuación se detalla una lista de los primeros cinco premios Óscar y sus correspondientes ganadores:

1928

Mejor película: 'Alas (Wings)', de Willians Wellman ex-aequo con 'Amanecer', de Friedrich W. Murnau.
Mejor director: Frank Borzage, por 'El séptimo sello' ex-aequo con Lewis Milestone por 'Hermano en armas'.
Mejor actor: Emil Jannings, por 'El destino de la carne'.
Mejor actriz: Janet Gaynor, por 'El séptimo cielo'.

1929

Mejor película: 'La melodía de Broadway', de Harry Beaumont.
Mejor director: Frank Lloyd, 'Trafalgar'.
Mejor actor: Warner Baxter, por 'En el viejo Arizona'.
Mejor actriz: Mary Pickford, por 'Coqueta'-

1930

Mejor película: 'Sin novedad en el frente', de Lewis Milestone.
Mejor director: Lewis Milestone, por 'Sin novedad en el frente'.
Mejor actor: George Arliss, por 'Disraeli'.
Mejor actriz: Norma Shearer, por 'La divorciada'.

1931

Mejor película: 'Cimarrón', de Wesley Ruggles.
Mejor director: Norman Taurog, por 'Skippy'.
Mejor actor: Lyonel Barrymore, por 'A free soul'.
Mejor actriz: Marie Dressler, por 'Min and Bill'.

1932

Mejor película: 'Gran hotel', de Edmund Goulding.
Mejor director: Frank Borzage, por 'Bad girl'.
Mejor actor: Frederich March, por 'Dr. Jeckyll y Mr. Hyde'.
Mejor actriz: Helen Hayes, por 'El pecado de Madelon Claudet'.


La importancia que ha seguido cobrando el premio ha opacado toda otra actividad de la Academia, por ejemplo, investigación. La ceremonia de la entrega de los premios es hoy un show televisivo mundial. Es tal su poderío que basta una simple nominación en un renglón menor para prestigiar una película. Aunque en los primeros años solo se pudiesen conseguir los premios a mejor película, director, actor y actriz, a día de hoy se premia cualquier parcela que intervenga en un film (actor/actriz secundario, montaje, música, efectos especiales, vestuario, decorados...). Incluso se ha universalizado, con su Óscar, a la Mejor película extranjera. No queda más decir que los premios Óscar son los más importantes que cualquier premio de otro Festival.

Si la estatuilla de bronce bañada en oro se parece al tío Óscar de Margaret Herrick, el Óscar se parece bastante al cine norteamericano. 

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